La historia familiar más remota que ha llegado hasta nosotros cuenta que, en las postrimerías del siglo XV, Joana l’Alguera casó a su hijo Joan con Agnès.
Han debido pasar más de quinientos años para que una descendiente de la familia Alguer diera este nombre a su primera hija. Entre Agnès nuera de Joana y Agnès hija de Marta, la actual propietaria, han transcurrido casi seis siglos. Siglos en los que no sólo la construcción, preservación y restauración de la masía han sido posibles, sino también su transmisión por herencia familiar generación tras generación.
Porque sin Joana no hubiera existido Marta, y sin la primera Agnès no tendríamos a una segunda Agnès. Porque esta segunda Agnès inspiró los trabajos de restauración y el desarrollo del proyecto. Y porque todos, personas y proyectos, somos hijos de un determinado tiempo. Por todo ello «Ca l’Agnès».